viernes, 9 de octubre de 2009

Mi confrontación con la docencia

Desde que estaba en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Campeche, ya me ganaba un dinero extra dando asesorías a jóvenes de secundaria y preparatoria acerca de temas de matemáticas y física general; lo anterior fue el principal motivo por el que decidí ingresar a la Normal Superior del Instituto Campechano (universidad más antigua del estado) para ser profesor en la especialidad de matemáticas, llevando a la par la carrera de Ingeniero en Electrónica.

Un año antes de terminar Ingeniero en Electrónica tuve la oportunidad de ingresar al Departamento de Informática del Instituto Campechano, donde hasta la fecha laboro. En ese momento tomé la decisión de dejar la Normal, pues apenas estaba en tercer semestre; obtuve el título de Ingeniero en 1997.

Recién titulado presenté examen de oposición para impartir materias de electrónica en el CETMAR No.02 (centro de estudios tecnológicos del mar), así empezó mi carrera como docente. Por necesidades de la escuela y con la experiencia de mi otro trabajo me cambian a impartir materias de cómputo y luego asignaturas de matemáticas. En el 2004 mi plantel entra a la Reforma por lo que ingresé a la Maestría en Matemática Educativa en el Instituto Campechano de donde obtengo el grado en el 2006.

Ser profesor es el ejemplo de vida que me hereda mi padre; al ser una persona auténtica, congruente y haberme dado clases, inconscientemente me inculcó la vocación de servicio y el gusto por compartir conocimiento. Aportar a la vida de un joven, orientarlo, no sólo en cuestiones académicas sino en consejos y experiencias que cultiven su sentido común, enriquezcan su criterio para que reconocer sus ventajas ante la vida, hacerles sentir que sus debilidades pueden ser superadas y que existen áreas de oportunidad que deben aprovechar me compromete con la gran responsabilidad de ser ejemplo para ellos.

Ser docente en el nivel medio superior me permite a diario sentir el orgullo y satisfacción de laborar en la misma escuela donde estudié la preparatoria, esto significa que, además de devolver en parte lo que me fue brindado, tengo la oportunidad de no olvidar que en un momento tuve la misma edad de mis alumnos, mismas inquietudes y muchos de los problemas que ellos ahora tienen.

Como motivos de satisfacción tengo la empatía con los grupos, la sinceridad mutua y el reconocimiento de muchos padres de familia o egresados que al encontrarme fuera de la escuela me expresan un saludo cordial y sin rencores, independiente de la calificación obtenida.

Pero también hay insatisfacciones, cuando un padre de familia expresa abiertamente desinterés hacia su hijo(a), cuando algún alumno abandona sus estudios por motivos que están fuera de mi alcance o cuando tengo que reconocer que no soy lo suficientemente competente en alguno de mis desempeños.

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