¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?

La pregunta es un poco subjetiva, es claro que el aprendizaje se puede observar y medir pero eso no garantiza nada si no se observa y mide lo correcto; basarnos en unas preguntas, corta la posibilidad de avance y desarrollo en la persona que las responde.
El aprendizaje transforma, permite evolucionar, genera aptitudes y actitudes que efectivamente son observables, lo más importante del aprendizaje es ser detonante de productos de aprendizaje, los cuales son perfectamente medibles. La unión de estos dos aspectos en un individuo da pauta a un análisis que evalúa y retroalimenta los avances en la construcción de los conocimientos.
El sujeto otorga un significado al aprendizaje, no necesariamente tendrá el mismo en dos personas diferentes, además el grado de importancia de ese conocimiento varía de acuerdo con el entorno social, económico, etc.; esto último perite aparecer lo que algunos llaman aprendizaje situado. Entendamos que situar el aprendizaje en un contexto no obliga a tener un aprendizaje significativo, o mejor dicho, que todos los sujetos den el mismo significado e importancia a ese aprendizaje.
Pensar en competencias simplifica las cosas, ya que si alcanza la competencia por ende obtiene un aprendizaje; no hay una definición exacta pero sí el concepto de ser un conjunto de recursos, conocimientos y habilidades que se movilizan para resolver un problema eficazmente; lograr esto genera experiencia, que en otras palabras puede tomarse como un nuevo conocimiento que se movilizará en una siguiente ocasión en que se presenten situaciones similares. Perrenoud comenta que la competencia es una capacidad, por lo que el profesor debe tratar de capacitar a los alumnos vinculando los saberes con situaciones concretas.

Podemos concluir que el aprendizaje se puede observar y se puede medir a través de acciones y productos generados por ese aprendizaje.